Páginas perdidas del terror mexicano: los cuentos de Isaura Murguía

Por Uggla Horrorwitz

Ir de paseo por una librería de segunda mano puede pasar de ser un pasatiempo de fin de semana a convertirse en una labor insondable, cuando en esas casuales visitas aparecen libros extraños de autores aún más extraños, enmarcados dentro géneros que hace 50 años era impensable que prevalecieran. Encontrarse de frente con estos libros, explorar su contenido y descubrir a sus autores plantea varios cuestionamientos. ¿Por qué la obra de un autor queda enterrada en el olvido? ¿Es por su calidad, su género o por su falta de difusión?

El nombre de Isaura Murguía es casi desconocido dentro de las letras mexicanas. Esto se puede deber a que al casarse adoptó el apellido de su esposo y comenzó a firmar como Isaura M. Sordo Noriega, por lo que buscar información sobre su obra resulta un poco complicado.

Fue poeta. En 1945 publicaría Girasoles, un libro de poemas (y una edición de autor, bastante rara), en el que la autora le da vida a los grabados de Elvira Gascón. Sin embargo, sería más conocida por haber escrito el guion de la película Corazones de México (Galvadón, 1945), y por haber estado detrás de los diálogos de la película Dos caras tiene el destino (Delgado, 1951) [1].

Las historias inquietante de Murguía han pasado desapercibidas por mucho tiempo. Es hora de releerla.

Veinte años más tarde, en 1965, publicó la antología Entre Vivos y muertos 12 cuentos de Horror y Misterio, en la editorial mexicana Novaro, que en aquellos años tenía una línea editorial dedicada a géneros como el terror y la ciencia ficción, y en la que ya se habían publicado textos de H. G. Wells, Gaston Leroux y H.P. Lovecraft, entre otros.

Con una prosa bien cuidada, que evoca a los autores del romanticismo alemán, Murguía navega abiertamente entre lo fantástico y el terror. Sus historias están repletas de fantasmas, aparecidos, objetos extraños, místicos, mágicos, en las que casi siempre está presente un elemento sobrenatural o inexplicable.

Los fantasmas hacen su aparición desde el primer cuento, La farmacia de turno, donde se cuenta la historia de Juan, un boticario que una noche recibe a una agonizante joven buscando ayuda. El chico la lleva al consultorio y busca al médico de turno para ayudarla, sin embargo, al llegar el doctor no encuentra a nadie. Una serie de sucesos extraños indican que la joven era el espíritu de una muchacha que se suicidó y buscaba contactar a su familia para despedirse.

Una situación parecida se plantea en La enlutada, que se desarrolla el día de las festividades de la Virgen del Carmen. En la noche, un taxista levanta a una mujer vestida de negro y la lleva a visitar varios templos. Al llegar el alba, la mujer da al taxista una nota con un nombre para poder cobrar el pago por sus servicios. Al otro día el conductor visita a la persona del papel, solo para enterarse que la mujer murió hace 10 años y su aniversario luctuoso se empareja con el día de la Virgen (resulta curioso el uso de las festividades religiosas para ambientar esta historia). Al parecer cada año regresa para contactar con alguien de este mundo, en un ritual muy parecido al de la “noche de todos los santos”.

Murguía también fue una escritora de talento en el cine mexicano, que merece revaloración.

En Noctámbulo se nos habla de una historia que se repite una y otra vez, la de un fantasma que habita en un hotel. La aparición es, en realidad, uno de los primeros dueños, y siempre aparece para mostrar su puñalada en el pecho. El impacto viene cuando los huéspedes reconocen su rostro en un retrato suyo colgado en el lobby.

Lo que contó la señorita Amalia es la historia de un romance prohibido que termina con una separación de diez años. Amalia es recluida en un convento, y cuando por fin recupera su libertad busca a ese amor, solo para dar el último adiós a su fantasma. 

Un escenario más enigmático se plantea en La obcecada, donde una mujer lleva consigo una culpa enorme por haber hecho que su prometido se suicidara. Por este motivo siempre lleva consigo dos monedas que le recuerdan su pena. En una ocasión sale a tomar un café con un compañero de trabajo y una serie de acontecimientos macabros suceden alrededor de sus monedas.

Isaura también exploró tópicos clásicos del terror y lo fantástico en su cuento El misterio de un viejo libro. En él, una serie de rumores giran alrededor de un extraño libro, pues otorga conocimientos que no son de este mundo. Se debe estar listo para recibir su saber, ya que el contenido explora umbrales fuera de este mundo. No se pueden pasar por alto los paralelismos que posee este cuento con otras historias fantásticas donde los libros se convierten en grimorios: el Necronomicon de Lovecraft, los Misterios del Gusano de Robert Bloch o el mismo Libro de Arena de Borges.

En Los anteojos del doctor, la historia gira alrededor de unos anteojos mágicos que permiten ver la verdadera esencia de las personas; sin embargo, el efecto solo funciona con ciertos ojos. Este cuento es parte de la más pura tradición gótica, pues está emparentado con el cuento de Wilkie Collins Las gafas del diablo, donde unos extraños lentes tienen el poder místico de ver más allá de lo evidente.

La autora no solo usó los lentes y los libros, sino también la ropa como objetos misteriosos para construir su narrativa. Un ejemplo puede leerse en La túnica de Aglaya. En la historia se describe a un joven escritor que descubre un curioso vestido colgado en un tendedero del edificio donde vive. Comienza a especular sobre su propietario, e imagina que pertenece a una mujer hermosa, sin embargo, pronto cree ver a la dueña original del vestido, y piensa que es una joven de bella silueta, tan solo para darse cuenta de que, quien lo porta, es una anciana cadavérica.

Quizá su cuento más extraño sea A la una y veinte, donde una mujer viaja en autobús y se queda dormida a la una y veinte, para despertar y contemplar una especie de obra de teatro en la que se lleva a cabo un acto de tragedia y muerte. La historia tiene tintes faustianos, pues aparece una mujer que ha dotado de talento a uno de los actores. Sin embargo, todo lo que sucede es parte de otro sueño. Lo onírico y la vigilia se mimetizan en una realidad donde todo toma sentido hasta el final de la historia.

Los tres cuentos restantes no tienen un elemento fantástico o sobrenatural, solo cuentan hechos históricos sobre héroes anónimos en poblados alejados del país. Es notable que la escritura de Murgia exploró singulares tópicos de la literatura fantástica y de terror. Sus historias de fantasmas se emparejan con las de los maestros del cuento del género como M. R. James, Algernon Blackwood, Walter de la Mare, así como autores clásicos: Hoffman, Poe o Tieck. Su estilo recuerda a escritoras victorianas como Mary Wilkins Freeman, Violent Hunt o Mary Crocker, incluso a escritoras más contemporáneas del género como Cynthia Asquith o Rosemary Temperley.

Sin duda, Isaura Murguía es una autora mexicana extraña, enterrada por el tiempo. Y merece ser desempolvada y leída.

  1. http://escritores.cinemexicano.unam.mx/biografias/M/murguia_de_sordo_noriega_isaura/biografia.html

Uggla Horrorwitz, pensador de lo inquietante, es escritor y colaborador para la revista mexicana de horror y fantasía oscura Penumbria. Puedes seguirlo en su blog Albatraum (http://traeum-suess.blogspot.com/) y también en su cuenta de Twitter (@U_Horrorwitz).